En 1995, en Buchenwald, Max encontró el montón de leña detrás de las que se sentó. Todavía están.
Como narra Max en sus Memorias :
«No podía dejar morir a Fritz solo, así que cumplimos lado a lado la orden de marchar hasta las vías del tres, que terminaban cerca del campo, al lado del bosque. Los SS, nerviosos llevaban a los prisioneros al borde de la histeria. Sus gritos lastimeros partían el corazón. Fritz tenía algunas páginas del Apocalipsis, el último libro de la Biblia. Le sugerí que nos escondiéramos detrás de un montón de leña, cerca de las vías, para escapar del caos. Allí podríamos leer la Palabra de Dios y obtener la fortaleza suficiente para encararnos a la muerte con tranquilidad y dignidad.
Oímos un alboroto que provenía del otro lado del montón de leña. Los SS gritaban, empujando y zarandeando a los frenéticos prisioneros. Las puertas se cerraron, y el tren se adentró en el bosque. Nos quedamos sentados tras el montón de leña, paralizados, mientras el ruido del tren se desvanecía » (páginas 76-77)